Consideramos que este espacio –más allá de la biblioteca- debe ser un espacio social que refleje nuestra propia práctica social cotidiana, de respeto mutuo, de igualdad, de participación colectiva y de organización autónoma.
Este espacio es un lugar de encuentro y dialogo, de convivencia y crecimiento permanente entre todos los que queremos transformar la realidad de dominación actual.
En este espacio que se construye día a día se sustenta en principios humanos, sociales y solidarios y es consecuencia de una práctica basada en la confianza, la libertad, el respeto y la autonomía de los individuos y grupos que participan.
En este espacio circulan las ideas y se va construyendo una cultura colectiva que rescata los valores de nuestra historia social, es decir una contra cultura, contraria a cualquier tipo de expresión de egoísmo, abuso de poder o jerarquía.
En este espacio nos planteamos un trabajo pedagógico horizontal dónde cada sujeto aporte con sus ideas y sus visiones acerca del mundo y de sus necesidades como seres humanos.
Considerando al espacio educativo como una comunidad de aprendizaje basada en una experiencia colectiva y una práctica política sustentada en un proyecto solidario social, dónde se practica el derecho a la educación, la cultura, la salud, la justicia, el empleo y la participación de todos. En este espacio se fomenta una educación no formal, no se hace asistencialismo, se canalizan nuestras capacidades de expresión creativa y de iniciativas que permitan transformar el mundo, desde y encauzado en un proyecto social, solidario y productivo que rescate nuestra propia historia e identidad social (memoria histórica)
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